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Redacción
El presidente del Gobierno canario, Fernando Clavijo, responsabilizó a los gerentes de los hospitales de y al consejero de Sanidad, Jesús Morera, de un “desvío” del presupuesto que tenían asignado. Un desvío que cifró en unos 50 millones y que podía ser tres veces más grande antes de final de año. Clavijo hizo estas declaraciones por primera vez en los medios, pero las repitió en el Parlamento canario a los pocos días.
Fernando Clavijo, presidente del Gobierno de Canarias.
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El problema, según Clavijo, tenía un origen presupuestario y también de gestión, al tiempo que ha afirmado que lo que le preocupa es que "con más dinero se está prestando un servicio peor". El presidente no dudó en lanzar veladas acusaciones al consejero del ramo, lo cual ocasionó una crisis -aún no resuelta- entre los dos grupos parlamentarios que sostienen el Gobierno canario, CC y PSOE.
Los socialistas tenían previsto decidir o no si rompían la coalición y salían del Gobierno, a raíz de las acusaciones a Morera y la moción de censura contra el alcalde de Granadilla (Tenerife), pero la crisis desencadenada en el seno de partido y que precipitó la dimisión de Pedro Sánchez, ha hecho aplazar tal decisión.
Clavijo tuvo palabras muy duras contra los máximos responsables de los hospitales. “A mí nadie me preguntó cuánto se está desviando del presupuesto y si tenía permiso esa desviación o no”, si no hay personas que están capacitadas para hacer su trabajo tienen que tomen la decisión de irse, [pero] no va a ser responsabilidad del presidente del Gobierno de Canarias”, sentenció.
Según Clavijo, este desvío presupuestario deja sin margen al ejecutivo regional para abordar asuntos como las listas de espera. “Estamos gestionando la sanidad canaria con 250 millones de euros menos que en los presupuestos precrisis, pero se ha hecho un esfuerzo para dedicarle 25 millones más que en el año anterior. Sabemos que es insuficiente, pero se ha incrementado y es necesario que repercuta en la gestión y en sus resultados”, ha añadido.
Sobreactuación
Las acusaciones de Clavijo se produjeron en ausencia del consejero, que se encontraba fuera del archipiélago por vacaciones. A su regreso, las aguas volvieron, parcialmente, a su cauce. Para empezar, se conoció que el presupuesto sanitario venía rebasándose año tras año en una cantidad incluso superior a la de 2016. Al cabo de los días, fue el propio Clavijo el que anunció una inyección económica en sanidad y un cierre presupuestario -del que el departamento queda eximido-, lo que hace que los temidos ajusten vayan a ser mucho más someros de lo que se dio a entender en un principio.
Los sindicatos canarios, que comenzaron amenazando de una huelga si se concretaban los recortes, se apaciguaron tras observar el desarrollo de los acontecimiemtos. Su análisis -con el que han coincidido muchos observadores- fue que Morera estaba sobreactuando y utilizando la sanidad canaria (y por tanto, poniendo en el disparadero la atención de los más de dos millones y medio de canarios) como pretexto para llevar al límite a sus socios y forzar una crisis de Gobierno.
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