María Márquez / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
Lejos de lanzar un mensaje pesimista sobre la situación sanitaria nacional, Gaspar Llamazares acompaña su crítica ácida hacia las medidas de Ana Mato con la esperanza de que la movilización ciudadana dé sus frutos. La protesta social, los profesionales y los agentes sociales (en los que incluye a partidos y sindicatos) tienen, en su opinión, la clave para “frenar” la privatización que acecha al sistema y que ocasionará, pronostica, una asistencia muy mermada. Harto de pedir comparecencias de la ministra, y una vez pedida su dimisión ante el pleno de la Cámara, el portavoz de Izquierda Plural tiene muy claro que la Subcomisión para ese Pacto de Sanidad que se hace tanto de rogar no tiene visos de futuro.
Gaspar Llamazares, en su despacho del Congreso.
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¿Los PGE de 2013 suponen un paso atrás en sanidad y políticas sociales?
Lejos del presupuesto más social de la democracia, según el ministro Montoro en una muestra de cinismo político, estamos ante un nuevo recorte que afecta de forma importante a sanidad, servicios sociales y políticas de igualdad. Se suma al recorte anterior y hace que prácticamente algunas partidas se hayan reducido un 30-50 por ciento. Es especialmente importante el recorte del Plan del Sida, otros planes del Ministerio, las Estrategias de Salud, el Plan de Drogas… En general hay un fuerte recorte y una gran incertidumbre con respecto al Fondo de Compensación: dicen que la reducción del Fondo de Cohesión se compensa con un Fondo nuevo pero no se sabe cómo será la compensación y sobre todo si eso va a permitir financiar Estrategias o Centros de Referencia.
Este presupuesto viene acompañado de un Ministerio que se ha convertido en un cero a la izquierda en el Gobierno y en la política sanitaria. El PP es en estos momentos el caballo de troya de los intereses privados en el corazón de la sanidad pública. Por tanto, mi valoración es muy negativa de la política presupuestaria y sanidad.
¿Entonces opina que Sanidad es el Ministerio que más ha salido perdiendo?
Hacen un juego contable por el cual trasfiere 1.000 millones de deuda de servicios sociales desde el Imserso a la Seguridad Social, eso le permite aparentemente tener una reducción menor, pero en realidad, la reducción del Ministerio está en más del 22 por ciento, que unido a la reducción del año anterior de un 16 por ciento, provoca que sea un presupuesto que ya era insuficiente en tiempos de crecimiento y de penuria en tiempos de crisis. Si en un momento de crisis, con mayor vulnerabilidad, pasas de la poda a la tala en el sistema sanitario y de políticas sociales, debilitas a los vulnerables.
¿Comparte la idea de que la Ley de Dependencia camina hacia su desaparición?
Hay una paralización de la Ley, y queda como una ley ‘de emergencia’ para el sector más grave, pero en el dependencia media y de menor grado, ya no funciona. La excusa para el recorte actual de 200 millones de 2013 es que no funciona como servicio público, reduciendo la ayuda económica, cuando en realidad también recortan los servicios públicos. Por todo ello, la Ley sufre una grave parálisis que amenaza con convertirse en un asalto muy complicado de revertir.
Los PGE de 2013 dejan en una situación difícil a los cuidadores familiares. ¿Qué opina sobre esta figura, que en principio fue recogida como excepcional en la Ley?
Lo que conocemos es que la ayuda familiar es mucho más barata que el servicio público, y por eso hay comunidades que se han decantado por esta figura excepcional. Yo creo que es perfectamente compatible desarrollar el sistema basado en servicios públicos de calidad, y por otro lado, atender a las familias en su hogar. Lo que no es compatible es reducir ambas cosas al mismo tiempo.
Las sociedades científicas y la OMC están haciendo un alegato en pro de la sanidad pública, pero no piensan lo mismo ciertas Consejerías. ¿Dónde cree que está ese límite para decir que el Sistema Nacional de Salud no es sostenible?
Es una monumental mentira decir que nuestro sistema no sea eficiente y sostenible, sino que es de los más eficientes de Europa. Tenemos un coste eficiente de los mejores. Gastamos en el sistema sanitario entre 1 y 2 puntos menos que otros países europeos con menos cobertura y resultados en salud. Por parte del PP y de las Consejerías hay un claro conflicto de interés, poner el zorro a cuidar las gallinas. La dirección nacional del PP está más preocupada en convertir el sistema sanitario en un negocio para amigos que en un buen servicio para el conjunto de los ciudadanos. Si hubiese en este país la aplicación de los conflictos de intereses, no se salvaría ninguno. Es evidente que muchos consejeros trabajan para el adversario, para el competidor.
Esto que se habla de la colaboración pública-privada, no existe, lo que hay es un parasitismo del sector privado con respecto al público, y en estos momentos un intento de sustitución del sector público por el privado. ¿Cómo va a haber colaboración por parte de una empresa que ofrece servicios a la misma población de carácter privado y que compite con los servicios públicos? Hay una competencia y la intención, por determinadas responsables públicos, de facilitarles que sustituyan a la sanidad pública. Es un evidente conflicto de intereses y un escándalo que lo sería en una democracia madura, pero en la nuestra parece que no lo es.
¿Qué opina de que los profesionales hayan levantado la voz ante el Ministerio?, ¿lo han hecho demasiado tarde?
Bienvenido sea, cuando sea. Algunos llevamos ya mucho tiempo, desde la Ley 15/1997, denunciando que se está abriendo las puertas del sistema sanitario para convertir algo de buena calidad y barato a un sistema de mercado para unos pocos. Hasta ahora no se ha visto porque afectaba a una parte minoritaria del sistema. Las últimas reformas de la Comunidad Valenciana y Madrid ya no apuntan a la colaboración sino a la sustitución de un sistema sanitario de gestión privada, y por tanto un deterioro en la calidad asistencial así como en las condiciones profesionales, lo que ha provocado la reacción de estos colectivos. La respuesta es adecuada a la amenaza, que es muy grave en estos momentos, y ha venido precedida de la ley y del deterioro de la formación. No nos hemos dado cuenta pero se han ido creando chiringuitos que se han llamado facultades privadas de Medicina, pero que de facultades no tienen nada, tienen más de escuelas que dirían los franceses, o de chiringuito, muy poco rigor.
Por un lado ha ido caminando la privatización del sistema y por otro, de la formación. Lo que estamos viviendo en estos momentos son sus conclusiones. Ahora la voluntad del sector privado, de la plutocracia, no de la democracia, es hacerse con una parte del pastel, que es un importante volumen económico. Sesenta mil millones de euros no le amargan a nadie y menos aún en estos momentos. Cuando ya no hay negocio en la construcción hay que meterse directamente en la sanidad o los servicios sociales. Además son los mismos protagonistas del pelotazo en la construcción: las mismas constructoras, aseguradas, cajas corruptas… Es un escándalo que debería terminar en los tribunales de justicia, pero tengo mis dudas de que eso vaya a ser así.
CESM ha planteado recientemente la posibilidad de una huelga sanitaria. El panorama sindical dice que hace falta liderazgo del Ministerio. ¿Esta sería la clave?
Ahí hay quienes atribuyen al reparto de competencias autonómicas el estado actual de la sanidad, y no creo que ese sea el problema. El Estado tiene muchas competencias en sanidad, la cuestión es si tiene voluntad de ejercerlas. Yo afirmo que ni durante el Gobierno del PSOE ni del PP ha habido voluntad de ejercer competencias en materia sanitaria. Se ha deducido que existe una capacidad de gestión por parte de las comunidades, y por tanto se ha abandonado el liderazgo político en materia sanitaria. No hay dirección de la política sanitaria, pero no es porque no haya competencias, sino porque no hay voluntad política. Como he dicho antes, es un cero a la izquierda. Ni la ministra aparece en los principales públicos ni en el debate parlamentario, del que escapa como si fuera aceite hirviendo. En el debate público, con respecto al copago, el euro por receta, o la privatización de la sanidad… no ha dicho nada. El Ministerio de Sanidad es un cero a la izquierda porque quiere serlo, porque es únicamente presupuestario y oportunista que utiliza el recorte como estrategia y aprovecha la debilidad de la crisis para cambiar el modelo sanitario.
¿De dónde podría venir entonces la solución? ¿Quizás reclamar que el Consejo Interterritorial sea vinculante, como piden muchas voces?
Yo creo que no es un problema de procedimientos, sino de voluntad política. Si realmente hubiera voluntad para desarrollar las competencias en política del medicamento, en formación, en el estatuto de los empleados sanitarios… Hay capacidad para hacerlo, no voluntad.
Habría que favorecer que se recupere ese liderazgo político de defender el sistema sanitario público, sin embargo el Gobierno quiere utilizar la Comisión parlamentaria únicamente para sancionar su política de hechos consumados, en la que no vamos a participar como convidados de piedra. Para defender el sistema público, sí que estamos dispuestos, pero solo para ser convidados de piedra ante el oportunismo en el cambio de modelo y las políticas de recortes.
¿Sería partidario de cambiar las reglas del Consejo Interterritorial? Incluso ahora que es monocolor, hay ciertas divergencias entre autonomías…
No es un problema de método o procedimiento, sino de voluntad política. En un Consejo Interterritorial con capacidad de decisión de mayorías o consenso, se pueden hacer cosas independientemente del procedimiento. Pero si hay un ambiente en el que no hay liderazgo político y solo priman los recortes, y donde el Ministerio es un cero a la izquierda y solo manda el ministerio de Hacienda, hay poco que hacer.
Comentaba antes que la ministra no está compareciendo como esperaba la oposición. El PP lo justifica asegurando que lo habitual es que haya una comparecencia por legislatura…
Tengo mis dudas, y además no es una legislatura cualquiera, sino que se ha producido una modificación radical del sistema sanitario, que está siendo sometido a un asalto de recortes y privatización. Por tanto, es de esperar que la ministra esté presente para explicar esas medidas o para tener posición política respecto a estas medidas. La ministra ni está ni se la espera, en principales debates que afectan a la sanidad española, ha hablado la vicepresidenta del Gobierno y el ministro Montoro, pero no la ministra de Sanidad, lo que demuestra que es un cero a la izquierda.
Con respecto a los usos de la Cámara, no deben modificarse. Y es que cuando hay un consenso de todas las fuerzas políticas para pedir la comparecencia de la ministra, esta comparece. Sin embargo, este consenso existe desde marzo y ella se niega. Está en rebeldía con la Cámara, no solo es una ministra sin posición política, sino que además está en rebeldía con el Parlamento, incluso con su propio grupo parlamentario, que decidió que debe comparecer para explicar el RD 16/2012 y para fijar posición sobre temas sanitarios muy importantes.
El portavoz de la Izquierda Plural, durante la entrevista.
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Por ejemplo, que frente al euro por receta, la ministra haya dicho que no está de acuerdo, como ha dicho Rajoy, y luego diga que va a esperar cinco meses para recurrirlo al Tribunal Constitucional, es un monumento a la chapuza, a la incapacidad política. Si lo tienes claro y el Consejo de Estado te ha dado la razón, no tienes por qué esperar tanto tiempo, además hay que pedir la paralización del euro, porque cuando pasen tantos meses, habrá gente que haya visto afectada su salud por la utilización del euro más que por el copago sanitario.
El euro también se instaurará en la Comunidad de Madrid, de su propio partido…
No han dicho prácticamente nada salvo el viejo latiguillo de “no es lo mismo privatizar que privatizar la gestión”. Ellos dirán lo que es. En realidad, los hospitales construidos con el modelo de financiación privada van a privatizar todos los servicios, mientras que en el resto de hospitales se externaliza lo que no es sanitario.
Su grupo también ha manifestado su malestar ante la falta de diálogo abandonando la Subcomisión. ¿Vio desde un principio que este foro estaba condenado al fracaso?
Yo voté en contra. Creo que es bueno que exista esta Subcomisión porque en el caso del Pacto de Toledo ha servido para defender las pensiones. Esta podría defender nuestra sanidad pública, porque es un pilar del Estado del Bienestar, pero si en paralelo a ella la ministra adopta decisiones que niegan el carácter público de la sanidad o que cambian el modelo de servicio público por un modelo social, la verdad es que nos deja muy mal a los parlamentarios. Para estar allí como convidados de piedra, no queremos participar. De hecho existió una Subcomisión del Pacto la legislatura pasada, avanzó bastante en sus trabajos pero finalmente no hubo acuerdo por la resistencia del PP y CiU, y nosotros esperábamos que en esta legislatura se esperase alguna conclusión de estos trabajos. Desgraciadamente, la ministra no lo ha puesto en fácil, y en la medida en que Mato vuelva a defender el sistema sanitario público, volveremos. De lo contrario, será una Subcomisión fallida si no están las fuerzas políticas de la izquierda.
¿Entonces no es la alternativa al diálogo que no existe en el Parlamento?
No, porque el problema no es que no hablemos entre nosotros, sino que hay una distorsión en la conversación dadas las medidas totalmente unilaterales del Gobierno. Si estamos hablando de cómo garantizar la cobertura sanitaria, lo que no puede hacer el Gobierno es una medida que excluya a un colectivo. Entonces lo que hablamos no sirve de nada. O si hablamos cómo modificar la política farmacéutica, no puede ser que el Gobierno mediante decreto la modifique en sentido contrario al que hablamos. En alguna medida, esta Subcomisión es una cobertura parlamentaria a los recortes, y no queremos ser esta cortina de humo, sino que sirva para algo.
A pesar de la ausencia de su Grupo y del PSOE, en teoría la Subcomisión sigue trabajando…
Yo creo que en estos momentos es una coartada de las medidas del Gobierno con la ayuda de los nacionalistas, no una Subcomisión propiamente dicha. En el Pacto de Toledo estamos todos, pero si en algún momento se plantea acabar con las pensiones públicas, una parte de nosotros no estará.
En cuanto a su condición para volver, no es previsible que la ministra dé marcha atrás el próximo año…
Yo le dije el otro día a la ministra que creo que está inhabilitada para gobernar la sanidad. Ya no es un problema político, sino de carácter personal. Es decir, la identificación de la ministra con alguien ausente y resistente a comparecer en el Congreso de los Diputados, hace muy difícil las cosas. A esta ministra le va a ser muy difícil conseguir un mínimo acuerdo parlamentario y mucho más dirigir la sanidad española.
Ya pedí su dimisión en la presentación del presupuesto porque demuestra que no está en sus manos. Hemos conocido los datos europeos, que muestran cómo Europa reduce su sistema sanitario en plena crisis y España es uno de los países que, partiendo de un nivel más bajo de gasto público, lo reduce aún más. Es un hecho dramático que no ha tenido ninguna explicación por parte del Gobierno. Esto tiene víctimas en mortalidad, morbilidad, en situaciones que no se quieren reconocer.
En medio de todas estas adversidades parlamentarias, ¿qué autocrítica haría de la labor de la oposición en esta legislatura?
Pues como gato panza arriba. La oposición ha tenido que intentar dar cabezazos contra un muro, porque si la ministra no comparece y no hay diálogo posible… Además, las iniciativas aprobadas no tienen ninguna operatividad para un Ministerio que no decide, sino que deciden por él el ministro de sanidad alemán y los ministerios de Economía y Hacienda. Hemos denunciado y movilizado, porque realmente el diálogo y la negociación política no existen para este Ministerio.
Entonces dificulta que sea constructiva su labor…
Es la oposición de la pedrada. Es el rechazo a las medidas de los hechos consumados. No hay posibilidad de transacción, no hay negociación, son todo imposiciones, todo aprobado mediante decretos.
¿Esta legislatura será histórica en número de decretos?
A mí me da apuro a veces porque parece que Mario Mingo tiene más dificultades de las que tenía yo y haya un ánimo de dificultar las cosas. Yo creo que nunca se ha producido un asalto tan importante en el sistema sanitario, con un desencuentro tan grande. Y tampoco se había adoptado estas decisiones a través de medidas tan drásticas en las que no hay posibilidad de negociación y de Pacto. Esto es lo que está creando un mal ambiente parlamentario y social. No es que los parlamentarios vayamos dando cabezazos contra un muro contra las contrarreformas sanitarias, sino que la ciudadanía ve con estupor cómo el sistema sanitario de calidad se está demoliendo ante sus ojos sin dar explicaciones y cómo mientras ven que sus listas de espera aumentan, los amigos de los gestores tienen negocio en la misma sanidad que a ellos se les niega. Esto provoca un gran escándalo social.
Al hilo de esto, ¿cómo está percibiendo ese deterioro de la imagen del político?
El portavoz de la Izquierda Plural, durante la entrevista.
Siempre que ocurren estas cosas, se produce la generalización. No todos somos lo mismo, no hay una misma clase política sino muchas clases de políticos. Por otro lado, lo que más me preocupa es que se generaliza a la política, a la democracia, lo que es muy peligroso. Hay que demandar más democracia y no menos. Corremos peligro de llevarnos por delante a la democracia, que tampoco es muy madura en este país. Hay una necesidad de que los políticos y las instituciones nos acerquemos más a la ciudadanía, para que las decisiones tengan que ver más con el interés general que con el particular. Lo que más se está deteriorando es que los ciudadanos perciben a los políticos más cercanos a los grupos de poder económicos que a los ciudadanos, que son los que nos votan. Y esto es letal para la política. Sin embargo, lejos de quejarnos de esta imagen, debemos intentar cambiarla.
Más allá de lo que se refleje en el Barómetro CIS, ¿percibe que el ciudadano está realmente preocupado por la sanidad?
Más allá de esa cuarta posición, que hacía mucho tiempo que no tenía la sanidad, el hecho de que esté ahí es que algo se está haciendo mal. Es la política de tala del sistema sanitario unida a la privatización. La conclusión es un deterioro de la imagen del sistema y de su buena calidad. Es una luz roja, una llamada de atención para que los políticos rectifiquemos la política sanitaria, pero me da la sensación de que el Gobierno no tiene mucha intención de rectificar, y solo hará caso en la medida en que haya más resistencia a las medidas y denuncia de su conflicto de intereses.
Un momento de la entrevista realizada por la redactora María Márquez.
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¿Cree que la protesta del profesional sanitario es lo que está dando más impulso a la queja ciudadana?
Yo lo que he visto con más capacidad de influencia es la alianza de los ciudadanos, con los profesionales y los agentes sociales, sindicatos y fuerzas políticas. Este conjunto de factores puede frenar las medidas de recorte y la que puede garantizar que el sistema público se mantenga, más allá de medidas legislativas que no son positivas.
Con respecto a la repercusión de las elecciones catalanas, ¿cree que se van a tensar más las relaciones entre Mas y Rajoy?
Puede haber consecuencias ideológicas porque ambos están utilizando las banderas y las patrias para favorecer sus intereses electorales, pero creo que no habrá consecuencias en política sanitaria porque la de Boi Ruiz y Ana Mato se parecen como dos gotas de agua. Los dos están a favor de los recortes, que han aplicado con manu militari, y los dos están a favor de la privatización del sistema sanitario. Si hay confrontación será retórica, pero en definitiva van a coincidir mucho.
Sin embargo CiU ha remarcado estos meses su malestar ante invasiones competenciales del 16/2012…
Forma parte del mismo libreto por el que Partido Popular recurre el euro por receta. Es igual de malo en Cataluña que en Madrid. El tema de las competencias se utiliza en clave patriótica y no en clave de mejora del sistema sanitario.
De cara a 2013, ¿cuáles son los aspectos que más le preocupan en el terreno sanitario?
Diría dos cosas. Primero, la dinámica de exclusiones que es contradictoria con el principio de universalidad del sistema sanitario, como es el caso de los inmigrantes sin papeles, y en segundo lugar, la dinámica de privatizaciones, que puede suponer un deterioro muy profundo del sistema sanitario, de la formación sanitaria y del ejercicio de la profesión, además de la calidad de la atención. Estas son las dos bombas que se han puesto en el corazón del sistema sanitario y hay que desactivarlas a lo largo de 2013, con iniciativa política y movilización social, explicándole a los ciudadanos.
Sobre el nuevo partido que impulsa, Izquierda Abierta, su manifiesto asegura que pese a todas estas vicisitudes que hemos comentado hay “una nueva forma de hacer política”. ¿En qué consistiría?
Queremos ser un laboratorio de ideas. Somos un partido de cuadros, de poca gente todavía, formamos parte de Izquierda Unida. No somos competitivos desde el punto de vista electoral, pero sí queremos ser cooperativos, porque estamos convencidos de que la crisis necesita respuestas, y estas van hacia la política y la izquierda; la forma en la que podemos corresponsabilizar más a los ciudadanos y también cómo podemos cambiar las formas de partido que servían en el siglo XIX pero que también tienen muchas insuficiencia en el siglo XXI. Lo importante a corto y medio plazo es construir una alternativa de izquierdas que dé respuestas a los problemas concretos de la gente, que suponga una esperanza y que tenga pretensiones de una izquierda mayoritaria, de gobierno, que influya en el devenir del país y también en el marco de la Unión Europea, que va de mal en peor.
¿Y de cara a las futuras elecciones?
Estamos unidos electoralmente a Izquierda Unida, como lo está el PC o la Izquierda Republicana.
Vea la entrevista íntegra
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